El Club Social y Deportivo El Luchador, ubicado actualmente en el corazón de la zona oeste de Rosario, nació un 1° de Mayo de 1932. Sus socios fundadores provenían de movimientos obreros y en dicho momento decidieron organizarse y darle forma a una entidad social y cultural, situada en primer momento en calle Carriego al 1500. El Luchador, que alude a la lucha de las clases obreras, tuvo desde sus inicios los colores rojo, negro y verde en representación del anarquismo.
El club se formó con el objetivo de crear un espacio que cumpla diferentes roles dentro del barrio: contención, comunidad y deporte. Su etapa dorada la vivió en la década del ‘40, cuando se construyó la cancha de básquet y la pileta de natación, sumado a los bailes y orquestas populares que se llevaban a cabo con una gran participación de la masa societaria, que por esa década estaba cerca de alcanzar las 2.000 personas.
En 1955 todo cambió: la Argentina sufrió un golpe militar y El Luchador no fue ajeno a la crisis. Con este triste acontecimiento se alejó la gran mayoría de los asociados y, como si fuera poco, el gobierno de facto vació la sede social por completo. Fueron años de fuertes restricciones, donde la vida social de la institución -al igual que en la mayoría de los clubes de barrio- brilló por su ausencia.
Años más tarde, gracias al regreso de la democracia se reavivó en el barrio un deseo de reconstrucción institucional. Un grupo de vecinos tomó cartas en el asunto logrando conformar nuevamente una Comisión Directiva, que significó posteriormente un renacer para el club, tanto en lo social, como en lo cultural y deportivo.
Tras varios años de luz, en 1976 otro golpe cívico-militar azotó el sueño de decenas de socios que apenas comenzaban a ver los frutos de su esfuerzo.
La historia se volvió a repetir nuevamente. En 1983 el retorno de la democracia trajo de la mano el acercamiento de una nueva generación de socios a la institución, que rápidamente impulsaron la cuestión social con actividades deportivas y educativas. Lamentablemente, los sinsabores se hicieron otra vez presentes producto del avance neoliberal en la década del 90, y la situación para El Luchador sería fulminante con la crisis que sacudió el país en el 2001.
Proyectos en común con el club Federal: En el barrio La República las raíces están muy marcadas y hace algunos años El Luchador estrechó lazos con el club Federal -otra institución del Barrio La República-. Juntos tendieron puentes y comenzaron a organizarse colectivamente, creando proyectos y generando acuerdos en común con la intención de recuperar la vida social de ambos clubes, que estaban en una situación similar. Dos instituciones que supieron entender que se puede convivir en un mismo territorio a través de un proyecto común. “Más allá de las circunstancias, pateamos juntos y estamos juntos”, es la explicación que dan los protagonistas, que sostienen que entre ellos hay códigos y respeto.
¿Cómo surgió este vínculo amistoso? Cuando vecinos de La República comenzaron a realizar actividades y encuentros dentro y fuera de ambas instituciones. “Se trata de encontrar puntos de acuerdo en cómo elegimos vivir”, explica Nicolás Rigatuso -entrenador en el Club Federal- en el documental transmedia De Barrio Somos. “La verdad es que los pibes y las pibas al recuperar los dos clubes revolucionaron el barrio”, agrega Lucas Sartori -jugador de futsal de Federal- en dicho film.
Durante mucho tiempo y hasta la actualidad en El Luchador se llevan a cabo actividades deportivas como futsal, natación y voley, y además se dictan diversos talleres de literatura y arte. Al club asisten niños de 5 años, hasta jubilados que se acercan a nadar o a jugar al ajedrez en el buffet del club.
Un club social con sentido de pertenencia al barrio y una historia institucional que ubica a sus socios y socias en el primer plano gracias a su esfuerzo por poner a la entidad de pie. Como reza pintado al frente de la cancha: “Aquí se respira lucha”.