Integró la primera Selección Argentina de futsal. Marcó el primer gol oficial de la Albiceleste en un torneo FIFA. Viajó al Mundial de Holanda en 1989. Formó parte del exitoso Newell’s de la década del 90. Hugo Castañeira, para algunos un gran pívot; para todos, una persona extraordinaria.
Castañeira, nacido el 16 de febrero de 1962, se desvinculó del mundo del futsal en 1994. Es decir, el lazo no fue extenso en cuanto a tiempo, pero sí marcó un antes y un después en la actividad. Más adelante, decidió inmiscuirse en el fútbol 11 y pasó el resto de su vida en Ecuador, hasta fines de 2020, cuando volvió a Buenos Aires debido al avance de la enfermedad que padecía.
Hugo venía luchando hace unos años contra un cáncer de páncreas y decidió seguir el tratamiento en Buenos Aires, ya que había entrado en una etapa irreversible. Sus últimos meses los transitó llamando y charlando con sus seres queridos, hasta que el 5 de abril de 2021 abandonó este mundo.
#ProfundoDolor La @afa, a través de su Presidente Claudio Tapia, manifiesta su dolor por la pérdida de Hugo Castañeira, jugador precursor del futsal argentino.
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— AFA (@afa) April 8, 2021
Su fallecimiento provocó un dolor muy grande en el mundo del futsal. Todo el que se acuerda de Castañeira habla de un “gran tipo” y un pívot que hizo escuela. Así lo describió Vicente de Luise, quien lo dirigió en esa primera Selección argentina y luego compartió cuerpo técnico en Newell’s entre 1992 y 1994. Sin embargo, lo conoció tiempo atrás, cuando jugaron juntos.
Según Veco de Luise, Castañeira era un gran asistidor, lento pero inteligente, que se dio mañas para ser un excelente pívot. Por otro lado, físicamente era alto, rubio, de ojos claros, “irresistible para las pibas de ese momento”. Su pasión era Newell’s, todo Newell’s. “Estaba todo el día en el club, en el verano. En invierno, los sábados en la cancha de futsal al aire libre que tenía Newell’s donde ahora está el gimnasio secundario”, escribió en una sentida publicación de Facebook el actual técnico de Selección chilena de futsal.
Veco conoció a Hugo en la década del 70. Era cinco años más grande y no solo al poco tiempo jugó con él, sino que también fue su profesor. Resulta que Hugo tenía previa Química de quinto año, entonces De Luise empezó a ayudarlo para que apruebe (cabe señalar que Veco se recibió como Bioquímico-Farmacéutico en la Universidad Nacional de Rosario). “Ese fue el inicio del vínculo. Éramos jóvenes con muchos sueños en el futsal. Él nunca jugó al fútbol, todo lo había hecho en la cancha que tenía Newell’s al lado de la pileta, donde había una pista de carnaval”, contó el DT. Juntos viajaron a Corrientes con Newell’s en la década del 80 y estuvieron en la Selección argentina AMF (Asociación Mundial de Futsal, representada a nivel nacional por la Confederación Argentina de Fútbol de Salón) en 1983 y 1984.
Goleador de Selección y etapa en River
La rica historia de la Selección argentina de futsal FIFA comenzó en 1987, con la participación en la tercera edición del FIFA Futsal Tournament, el “Mundialito”, disputado en Brasilia (Brasil), en el que la Albiceleste fue parte del Grupo A junto al conjunto anfitrión, Bélgica, Chile y Portugal. Finalizó tercera, sexta en la tabla general, y fue el principio de un ciclo extraordinario. Principio que quedó marcado por Castañeira por siempre, ya que fue él quien anotó el primer gol en el primer partido ante Portugal (victoria argentina por 4-3). Eran los pasos iniciales de un combinado que ya se preparaba para disputar su primer mundial en Europa.
“Recuerdo que en 1988, previo al mundial, jugamos contra Paraguay. Ellos adelantaban al arquero. Sabiendo que Hugo no era el ideal para ir a robar, lo puse y le dije: ‘Andá que robás’. Robó y marcó”, escribió Veco, contando un poco sobre las participaciones de Castañeira antes del gran hito histórico de 1989 en Holanda, cuando la Selección viajó para participar de la primera Copa del Mundo de fútbol sala FIFA. El equipo, dirigido por De Luise, tuvo un buen desempeño en primera ronda (victorias ante Canadá y Japón, y derrota ante Bélgica), pero fue eliminado en segunda ronda. Por esta proeza quedó en las páginas más gloriosas del deporte nacional (en 2016 fueron reconocidos por la AFA en un acto realizado en el estadio del Club Ferro Carril Oeste).
Lo que muchos no saben es que Hugo, tras el mundial de Holanda, y antes de retirarse del futsal, tuvo un paso fugaz por River Plate. Así recordó su llegada Fabián Socorro, uno de sus compañeros en ese ciclo, con quien entablaría un fuerte lazo de amistad en la etapa posterior: “Yo lo veía casi como un ídolo, me fascinaba tener a alguien que haya ido a Holanda. Era admirable. Nosotros lo más lejos que podíamos ir era a Uruguay. Fue un gusto tenerlo esos seis meses”.
No obstante, el Facha Socorro reconoció que, cuando le tocó enfrentarlo, lo sufría. “Era un jugador con poca movilidad, grande y robusto, pero muy vivo. Aguantaba de espaldas lo que viniera y esperaba que pasen al ataque sus compañeros. Todos sabíamos cómo jugaba, pero era muy difícil marcarlo y contrarrestar esa picardía que tenía cuando hacía el típico trabajo del pívot tradicional. Era un ícono de Newell’s, junto a Valarín y De Luise. Enfrentar a Newell’s era saber que ibas a enfrentarte a ellos tres”, narró.
Por aquella época, Castañeira empezaba a alejarse de las canchas como jugador, aunque siguió ayudando a sus compañeros, una de las cualidades más destacadas y reconocidas de su persona. Tal fue el caso de Gabriel Valarín, compañero en la Selección e integrante del plantel que viajó a Holanda, que llegó a jugar en el Torrelodones de España gracias a él. “Hicimos un viaje de amigos, luego del Mundial. Estábamos paseando por España y él se encargó de gestionarme la prueba. Siempre se lo reconocí, porque para mí fue muy importante la mano que me dio”, rememoró Valarín.
“Me quedaron los mejores recuerdos. A pesar de que perdimos contacto cuando se fue a Buenos Aires y después a Ecuador, el afecto siempre estaba cuando nos cruzábamos o teníamos una charla por teléfono. Su muerte fue un golpe muy duro para mí, porque teníamos una relación más allá del deporte. Si bien uno sabía el problema que padecía, pegó duro su partida. Ojalá los hijos y la familia puedan superar este momento y entender que la vida sigue”, consideró el exjugador y exentrenador de la Lepra.
Otros roles
Hugo Castañeira decidió dejar de jugar al futsal y se sumó al cuerpo técnico de Vicente de Luise en Newell’s. Lo que no sabía era que iba a lograr, como ayudante de campo, tantos logros: campeón de la División de Honor de AFA, de la Copa Benito Pujol y realizar giras internacionales por Brasil, España y Bélgica, todo en 1994. Sin embargo, sus primeras experiencias comenzaron en 1992, cuando se hizo cargo de la cuarta división de la Lepra (en el 94 sacaría campeona a la Tercera).
Ramiro Buttice fue uno de los jugadores dirigidos ese año por Hugo. “Justo en el 92 me había pasado del fútbol 11 al futsal y era un arquero muy callado, no pegaba ni un grito ni nada. Entonces, un día dedicó una práctica entera a que me tiren pelotazos desde la otra área para que yo saltara y gritara: ‘¡Mía!’. Incluso se sumó él a patear también. Yo no hubiese sacado mi personalidad si no hubiese estado con él”, contó el arquero, a quien Castañeira le enseñó muchas cosas, tanto para la vida deportiva como personal.
Entre otras cosas, Buttice recordó que Hugo le inculcó a querer al futsal, le dio confianza (tanto por elegirlo como capitán como por preguntarle cada tanto por el estado del plantel) y le transmitió conocimientos fundamentales en su puesto. “Era un tipo muy obsesivo en la parte táctica. Estaba en todos los detalles y quería que todos fuésemos profesionales. Siempre presente en el día a día, intentando sacar lo mejor de cada uno. Lo quería mucho, su muerte me pegó muy fuerte y todavía duele”, reconoció.
En simultáneo con su rol como entrenador en las inferiores de Newell’s, Castañeira ejercía su tarea como ayudante de campo de Veco. Fue en 1993 cuando ambos hombres leprosos le hablaron a José Luis Ávila, el encargado del Estadio Cubierto “Claudio Newell”, para que sea el utilero del plantel. “Acepté inmediatamente, por lo que los fines de semana estaba con ellos. Después, cuando el futsal se profesionalizó, me dediqué a estar con ellos mucho más seguido”, contó Ávila, que estuvo en Newell’s hasta el 2000, aunque en el fútbol de campo (ya que el futsal, como el resto de las actividades, se desarmó en 1995 por decisión del entonces presidente Eduardo López).
Castañeira en 1995 siguió confiando en Ávila y le dio a cargo toda la utilería que llegaba al país del sponsor de Newell’s para repartirla entre el fútbol profesional y las divisiones inferiores. Por lo tanto, el recuerdo para con Hugo es de mucha gratitud. “Fue una excelente persona, siempre correcto, serio y responsable en su trabajo. Gracias a él, Newell’s se hizo profesional en el futsal, porque fue él quien acercó a López al fútbol 5. Sentí mucho su partida, porque fue un buen amigo”, manifestó el exutilero del Rojinegro.
Influencia en el plantel del 94
El Newell’s icónico y memorable de 1994 comenzó a gestarse tiempo antes. Y Castañeira fue uno de los promotores principales de ese espectacular grupo. Tal como relató De Luise, fue Castañeira quien le propuso traer brasileños. “Un día me dijo: ‘Traigamos brasileros, hagamos crecer a Newell’s y al futsal argentino’”, narró Veco. Y así fue, ya que para ese glorioso año, Newell’s contaba con cinco jugadores de Brasil en sus filas: Anderson Clayton dos Santos Oliveira, Claudinho, Edilson de Souza Lima Bimba y Tadeu y Rubinho Guerra. Varios de ellos dieron cátedra de futsal, tanto en Argentina como en el exterior.
Pero también llegaron jugadores de Buenos Aires para reforzar al equipo, como Marcelo Scheave y Fabián Socorro. Sí, el mismo que lo admiraba en River fue llevado a Newell’s por Castañeira. “Yo en 1993 no estaba jugando por una diferencia con el técnico, pero me mantenía entrenando. En octubre de ese año, en un viaje a Buenos Aires De Luise me dijo que me mantenga practicando, que más adelante me iba a llamar. Así que, al tiempo, me llamó Hugo y me invitó a comer un asado a su casa, un domingo, para firmar mi llegada a Newell’s. Era un desafío, porque tenía que pelear el puesto con un gran arquero como Sebastián Rossi, pero claro que acepté”, relató.
“Hugo siempre fue muy solidario conmigo. Al principio, cuando no me tocaba jugar, él siempre después de alguna práctica o de algún partido me preguntaba cómo estaba, me decía que siga entrenando que estaban muy conformes conmigo. Siempre estuvo a mi lado, mantuvo mi moral alta y no me dejó caer anímicamente. Era paternal el vínculo, aunque casi teníamos la misma edad”, explicó el Facha, con quien Castañeira tenía una “complicidad” constante. “Nos mirábamos y ya nos estábamos riendo. Era cuestión de vernos, antes de intercambiar una palabra, y sonreír. Había mucho afecto y simpatía”, agregó.
Tanto los brasileños como Scheave y Socorro fueron alojados en un departamento que Newell’s les había alquilado en Rosario. Y el Facha, por una cuestión de edad y liderazgo, era el encargado de ese grupo. “Hugo iba cada tanto a ver cómo estábamos y a llevarnos los viáticos. En realidad, sabíamos que iba a controlarnos, pero siempre estuvo todo bien. Estaba una hora, tomaba un café y siempre tenía una charla conmigo a solas. Me pedía que controle la situación, que no deje que los chicos salgan ni pierdan la disciplina. Yo nunca le dije nada, porque era parte del grupo y no quería ser buchón, y además nunca pasó nada grave. Y, si bien me ponía en una obligación, a mí me gustaba que me brindara esa confianza”, admitió el exarquero, que formó parte de la Selección argentina en el Mundial de Hong Kong en 1992.
Tadeu Guerra, uno de esos reconocidos brasileños, dijo que Hugo no iba mucho al departamento, porque estaba muy ocupado con las cuestiones del fútbol sala. “Destaco el rasgo humano que tenía con nosotros en los pagos y las ayudas para el departamento. Era serio, pero a la vez juguetón, sobre todo con Clayton. Por ejemplo, antes de entrenar le gustaba hacer el desafío de pegarle al poste pateando desde el medio de la cancha. Siempre lo hacía bien y ganaba. Hugo para mí siempre fue un luchador en este deporte, y tanto él como todos los que compartieron ese año conmigo me dejaron un gran aprendizaje”, comentó Guerra, que actualmente vive en Londres (Inglaterra) y sueña con volver a Rosario, luego de 27 años, aunque lamenta que no podrá encontrarse con Hugo.
Castañeira fue recordado por todos en aquella etapa como un “transgresor” de algunas normas, como lo catalogó Valarín en la gira a España. Tal fue así que, por ejemplo, en un viaje en colectivo en Madrid, Castañeira le apostó a De Luise que iba a lograr convencer a la policía para que los dejaran bajar y estacionar el micro en la Puerta de Alcalá (una de las cinco puertas antiguas reales que daban acceso a la ciudad). ¡Y lo logró! De pronto, la policía misma paró el tránsito, hizo detener el micro en la puerta y que se sacaron una foto. Para el baúl de los recuerdos.
La vida después del futsal
Tras su exitoso período en el mundo del futsal, Castañeira se volcó a representar jugadores y técnicos en el fútbol de campo y, más tarde, a la parte dirigencial. Estuvo en Buenos Aires y luego recorrió varios países, pero se desarrolló principalmente en Ecuador, donde llegó a ser miembro del directorio de la LigaPro (encargada de desarrollar el torneo profesional de primera división del fútbol ecuatoriano), cargo al que renunció a fines de 2020 cuando retornó a Buenos Aires. Además, era el gerente deportivo de la Sociedad Deportiva Aucas, mejor conocido como Aucas.
En Ecuador, Castañeira hizo grandes amigos, una costumbre en él por su carisma. Uno de ellos fue Fernando Bocca, director de Desarrollo de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y presidente de la Società Sportiva Bocca (equipo de futsal de la Liga Nacional Fútsal Serie A). Según Bocca, Castañeira llevó a su país a Edgardo Patón Bauza (campeón con la Liga de Quito de la Copa Libertadores 2008) y a Damián Kitu Díaz (actual jugador de Barcelona de Guayaquil y nacionalizado ecuatoriano) y fue él quien recomendó a Gustavo Alfaro para que dirija la Selección ecuatoriana de fútbol.
“Huguito fue una persona que me dejó muchas enseñanzas. Lo conocí por otros rosarinos que viven acá, que lo querían mucho también. Me lo presentaron hace varios años, pero no nos volvimos a encontrar sino hasta un tiempo después, cuando coincidimos en un curso de FIFA. Ahí nos hicimos muy amigos”, recordó Bocca. Y prosiguió: “No he conocido a una persona tan brillante, con tanta claridad para ver las cosas en el fútbol como Hugo. Fue la persona más lúcida para ver la realidad y para anticiparse a los acontecimientos futuros. Tenía proyectos e ideas que lastimosamente se truncaron, pero que me las contó y para mí son un legado”.
Tan grande es la admiración de Bocca hacia Castañeira que su equipo de futsal iba a jugar la última Copa Libertadores (disputada en mayo pasado) con un lazo negro en su camiseta, en señal de duelo. Sin embargo, por una cuestión de autorización de ingresos a Uruguay, no se pudo dar. “Queríamos que el mundo del futsal sepa que un equipo ecuatoriano le rendía homenaje a un caballero del deporte. No lo pudimos hacer, pero lo cumpliremos en el torneo local”, contó.
“Doy gracias a la vida porque me topé con Hugo. Las conversaciones con él eran verdaderos aprendizajes. Acá hay mucha gente que lo quiere. No tuve la suerte de conocer a su esposa, hijos y el resto de la familia. Aprovecho esta oportunidad para otorgarles mi abrazo solidario, mi cariño y mi agradecimiento por todo lo que fue Hugo”, confesó Bocca, que tiene una relación de constante diálogo con Veco de Luise. Incluso fue en una charla que tuvieron a fines de 2020 cuando Veco se enteró que Castañeira se estaba “despidiendo”.
El último adiós
De Luise contó que en diciembre recibió ese llamado de manera desesperada. “’Hugo se despidió’, me dijo Fernando (Bocca). No puede ser. Lo llamé yo. Conmigo el discurso era otro, siempre positivo. Me ilusioné”, escribió. Aunque ya sabía que la situación estaba “brava”. “Te ibas apagando”, lamentó. Y ese mismo sentimiento tuvo el Facha Socorro, a quien Hugo llamó a fines de 2020 y lo sorprendió, ya que hace mucho no hablaban. Le dijo que estaba en Buenos Aires y que se quería juntar a tomar un café. “Me empezó a contar anécdotas. Me pareció raro el tono en el que se expresaba, hablaba con mucho cariño. Cuando cortamos me dejó pensando mucho. No conocía ese lado tan cálido de Hugo. Me parece que él ya sabía lo que se le venía”, manifestó Socorro.
“Sabíamos que venía peleando con esa enfermedad hace unos años, pero siempre teníamos la esperanza de que la pueda superar. Cuando me enteré de su muerte, sinceramente me derrumbé. Yo puedo enfrentar cualquier cosa, pero me destroza cuando me avisan que falleció un excompañero. Me pasó con los chicos de esa camada de Newell’s del 94: Gus Romero, Clayton, Bimba. Fueron golpes que me dio la vida. El de Hugo fue la gota que rebalsó el vaso. Todavía tengo muchísimo dolor y no puedo creer que no lo vuelva a ver. Pero son las vueltas de la vida”, prosiguió y sentenció, con un nudo en la garganta, Fabián Socorro.
El cariño de De Luise hacia Hugo fue muy grande. “Podría escribir un libro de todo lo que hicimos juntos. Yo no hubiera sido quien soy en el futsal si no fuera por él. El futsal argentino te debe un gran homenaje. Juntos soñamos, puteamos, peleamos, siempre por lo mismo”, narró Veco. Y finalizó: “Tengo que parar, imaginen todo lo que me guardo. Amigo, nunca te vas a ir. ¡HASTA SIEMPRE HUGUITO!”.
Con una trayectoria riquísima en el futsal nacional y local, tanto en su rol de jugador como de técnico y ayudante de campo, y con una experiencia que marcó el fútbol de campo, Hugo Castañeira siempre será recordado. Pero, por sobre todas las cosas, por su calidad humana, su carisma y su intachable compañerismo. Hugo, Huguito, ese rubio alto de ojos claros que fue pionero del futsal argentino. Ese que jamás será olvidado. Ese que siempre estará presente.
Potterhead, sherlockiano y guardiolista ⚡🔎⚽