Buscó hacer más grande a su club durante 10 años. En una época en la que el compromiso y la palabra son menos comunes, así como el amor por las raíces, Leandro Daniele rompió el molde. El ahora ex capitán de Echesortu, la institución que lo vio crecer, le dijo adiós al elenco rojo tras una decena de temporadas.
En la dulce espera de su hija (NdR: Cala nació el 20 de diciembre y ya hace feliz a una familia entera), quien se desempeñó en gran parte de su carrera como poste le abrió las puertas de su casa a Cuna del Futsal para charlar sobre su vida. Daniele repasó sus inicios, a medida que rememoró sus mejores momentos y dio pistas de su futuro.
“De chico era muy indisciplinado”, comenzó Leandro, que dio sus primeros pasos en el fútbol de campo de Social Lux en el 2000. “Agarraba 3 de febrero, de ahí Pascual Rosa y hasta el fondo”, recordó sobre el camino hacia el lugar en el que, como la vida misma, transcurrió etapas buenas, malas y tuvo la oportunidad de compartir cancha en Primera con su hermano Mariano.
Tras decirle adiós a Mercadito y luego de un año y medio de inactividad, la pelota de medio pique apareció rodando en su vida de la mano de Carlos “Coki” Chianelli. El ahora referente de Newell´s Old Boys lo acercó al mundo del futsal para que juegue en la Universidad Nacional de Rosario.
“No entendía nada del deporte, era un mundo nuevo”, expresó quien más tarde se destacó por su entendimiento de la disciplina. El flamante papá de Milo y Cala y compañero de vida de Yasmín acotó que “se aburría y no entendía nada”. Ya en el 2011 y con todos sus amigos jugando en la institución, “Lea” arribó al club de sus amores y nunca más se fue. “Todos los chicos del futsal de Eche eran mis amigos y me querían matar cuando me fui a UNR”, recuerda entre risas.

- ¿Qué balance haces de estos 10 años?
“En este tiempo viví desde las cosas más lindas a las más difíciles. Jugué semis, cuartos de final e hice siempre lo que el corazón me dictó”.
- ¿Crees que mejoraste como jugador a lo largo de este tiempo?
“En mis comienzos jugaba de lateral, después con el tiempo quedé de poste. Cada vez corría menos, pero estaba siempre mejor ubicado y aprendí a leer muy bien los momentos del partido. El futsal tiene 40 minutos de los cuales los primeros 35 se juega a un deporte y los últimos 5 a otro. Esos 5 tienen mucha presión psicológica”.
- ¿Pensás que el deporte es el mismo?
“Evolucionó mucho y cada vez a los clubes de barrio les cuesta más. Cuando empecé era muy distinto a lo que vemos hoy”
Si bien son muchas las batallas que luchó defendiendo el escudo de la plaza Buratovich, a la hora de elegir dos momentos como jugador, se quedó con el 2013 y el 2018. Esas épocas, si bien lo hicieron de distinta manera, lo vieron en su esplendor. En el 2013, los de calle San Nicolás salieron segundos siendo un equipo “humilde y trabajador”. “Lo peleamos porque se habían alineado los planetas. Fue un viaje de egresados”, resumió.
Cinco años después y con otras responsabilidades, siendo capitán y referente del equipo, logró hacerle frente a una temporada que comenzó cuesta arriba: “En el 2018 sentí que era el responsable por el sentido de pertenencia. Al resto de mis compañeros los había llamado yo para formar parte porque no había jugadores. “Teníamos un equipo para descender, pero sabiendo que éramos limitados llegamos a cuartos de final”, recordó.
Hice siempre lo que el corazón me dictó
Leandro, detalló un partido de ese mismo torneo, en el que perdían por 4 a 1 con Unión Central, pero lograron sobreponerse para avanzar de ronda: “Cuando quedaban 2 minutos me puse la camiseta de arquero, hice 3 goles y en la última jugada del partido atajé una pelota clara y asistí a un compañero para ganar 5 a 4. Tuvo informalidad, lucha en poner la cara y no darme por vencido. En ese partido sentí que era yo”.

- ¿Te llevaste bien con el paso de responsabilidad?
“Nunca intenté ejercer desde el poderío. Toda mi vida quise ser capitán, pero siempre esperé mi lugar”.
El mismo compromiso que tuvo siempre adentro de la cancha, lo tuvo a la hora de anunciar que colgaba los botines. “Lea”, les anticipó a sus compañeros desde hace 2 años que se iba a retirar para que no los agarre de sorpresa. “Los fui preparando para tomar la responsabilidad, este último torneo no lo disfruté. Ya no tenía más fuerzas y quería dedicárselo a mi familia. Mi intención era retirarme en el 2020 pero por la pandemia se atrasó y quería irme jugando”, explicó.
- ¿A quién le agradecerías por todo este tiempo?
“Primero que nada a mi familia que me bancó siempre, pero no quiero dejar de mencionar a Ezequiel Peñaranda que me enseñó muchísimo de la vida y me gustaría poder hacerle un reconocimiento a los rivales que me enfrenté a lo largo de estos años. Me escribieron muchos jugadores de otros equipos cuando anuncié que me iba y eso es lo más lindo”.
Si bien aclara que su idea es tomar distancia de la institución, su corazón puede más que él y colabora de distintas maneras en el club rojo, entre las que se encuentra el manejo de las redes sociales. “El sentimiento es el mismo, no cambia ni va a cambiar, siempre voy a estar ligado”.
- ¿Qué significa Echesortu para vos?
“Es mi ADN. Mis abuelos se conocieron acá, mi papá es vitalicio del club, conocí a “Yas” y mis hijos también vienen y lo van a seguir haciendo”.
Es mi ADN
Como todas las historias terminan donde empezaron, quien recuerda que su abuelo le hacía el café con leche antes de ir al jardín cerró: “Es inevitable, me hace sentir vivo. Yo soy de Echesortu”. Como si no tuviera escapatoria o no quisiera que la haya, la historia entre Leandro Daniele, el futsal y Echesortu, recién comienza.
Nacional con Regatas
Dentro de los 10 años ininterrumpidos de Leandro con la camiseta roja, hubo un paréntesis en el que se calzó la auriazul para vestir los colores de Regatas. Desde enero a abril de 2019 jugó clasificatorios para Liga Nacional. “Ahí vi lo que es otra realidad y dedicarte solamente a jugar, la experiencia fue fabulosa porque siempre me respetaron mi decisión de volver a Echesortu”, recordó.
Entrenador Daniele
“Mi nuevo desafío es saber cómo piensan los otros clubes, me voy a dedicar a formar como director técnico para hacer una linda carrera”, expresó sobre su deseo de ser DT. Daniele sumó que el rol de dirigir es más completo, ya que es psicológico, táctico y emocional.
Quien tiene una libreta en la que va anotando frases y cosas que le gustan como por ejemplo que “el jugador es un ser humano que siente y que practica el deporte porque quiere estar ahí”, ya se anima a soñar despierto: “Mi ilusión siempre fue haber podido coronar en Echesortu y sé que el universo me la va a devolver”.
Se viste de verde
Con la ilusión de devolverle algo al club que lo formó y le dio un montón de amigos, Leandro continuará su carrera disputando la C en Social Lux. “Yo quiero disfrutar y ayudar en lo que sea. Estoy agradecido de que me dejen despuntar el vicio”, concluyó.
Periodista Deportivo | Cuna del Futsal, Secretaría de Deporte y Turismo, Torneos Loyal League, Transmisiones de futsal en Conclusión y Pasiones Rosarinas TV