Marcos Parma es uno de esos tantos jugadores que sólo supieron vestir la camiseta de un club. De su club. Y no por falta de oportunidades fuera de la institución, sino por un sentimiento de pertenencia que inyecta la dosis de energía necesaria para quedarse aún en los momentos menos favorables.
Siempre en Unión Americana, Marcos arrancó de niño a jugar al futsal. Llegó para la pre-infantil, luego siguió en infantil y llegó hasta la categoría menores. Tras un año disputado en esa divisional, el deporte se disolvió en el club.
Tuvo que esperar un par de años para volver a jugar al fútbol sala, cuando la institución de Fisherton rearmó la disciplina. Para entonces, Parma ya tenía edad de cadetes. Desde ese momento y hasta el presente, el ahora entrenador del equipo femenino del club nunca se alejó de las paredes del CUA.
Mientras Marcos transitó el recorrido de las divisiones inferiores, Americana no contaba con plantel de primera y reserva. Por esos años, los chicos que terminaban la etapa formativa y debían ascender a los equipos mayores, tenían que encaminarse a otros rumbos para seguir practicando el deporte.
“Fuimos un grupo con mucho sentido de pertenencia, no queríamos que la gente se vaya, como lo tenían que hacer para jugar en primera”, comentó Parma. Él y su grupo de compañeros se rehusaron a la idea de partir hacia otros clubes y decidieron conformar el plantel superior.
En 2005 armaron un grupo de 12 integrantes para disputar la liga de Arofusa. “Era una locura, teníamos que jugar en tercera y primera los mismos jugadores. Jugábamos dos partidos seguidos cada jornada”, recordó el actual entrenador.
Luego del complicado primer año, llegaron más muchachos para el segundo, y así se fue conformando de a poco un gran plantel. “Después fueron volviendo muchos de los que se habían ido los años anteriores”, contó. De esa manera, CUA, que disputaba la segunda categoría de la la Asociación Rosarina de Fútbol de Salón, logró el ascenso a la máxima división. Aunque nunca participaron en la ‘A’.
En el año que debían debutar en la “primera”, se conformó la liga de la ARF y Unión Americana se sumó, para ya no alejarse, al futsal de la rosarina. Allí Marcos y todo la familia rojiblanca transitaron un camino que llegó a su pico en los años 2012 y 2013.
En el 2012, Marcos Parma fue partícipe del plantel que llevó a Fisherton el primer torneo del club. Hito que se repitió al año siguiente. “Fue muy grande ese momento porque arrancamos literalmente de 0. Las giras que hicimos por Brasil en 2009 y 2010 fortalecieron mucho al grupo”, analizó el bicampeon del futsal local.
Para 2017, comenzó a gestarse el germen de entrenador. Por entonces, Marcos aún jugaba en la primera, pero apareció la oportunidad de dirigir al equipo femenino, que comenzaba a dar los primeros pasos rumbo a la rosarina. “El masculino entrenaba 3 veces a la semana y me sumé al femenino para entrenarlo los otros dos días”, explicó.
Ya en el año ‘18, el nivel de entrenamientos del equipo de mujeres subió y se sumó Franco Susco para darle una mano a Marcos en la preparación física. El entrenador junto a su nuevo compañero de cuerpo técnico decidieron “que el femenino pase a entrenar 3 veces a la semana”. Para colmo, el conjunto masculino por su parte también sumó otro día de entrenamiento, y la agenda del jugador/entrenador comenzó a colmarse.
“No podía hacer las 2 actividades a medias. Tenía que dejar de dirigir el femenino o aflojarle al masculino. Tomé la decisión de seguir metiéndole con las chicas”, aseveró el D.T. “Ese año comenzó la curva descendente en mi rendimiento deportivo”, certificó.
Fue el último año que Marcos entró a un rectángulo de juego con los cortos. A la siguiente temporada, la 2019, “decidí no arrancarla, porque era dar demasiada ventaja”, afirmó.
Con los tiempos un poco más relajados, el entrenador y el P.F. le agregaron otro día de entrenamiento al elenco femenino. “Pasé de ir los 5 días de la semana al club a ir solamente 4. Pero como estaba acostumbrado a hacer algo todos los días, el que me quedaba libre ayudaba en lo que podía al plantel masculino, por supuesto desde otro ámbito, no como jugador”, relató el ex jugador de Unión Americana, actual entrenador de la institución.
Carrera como jugador:
– Unión Americana
Carrera como entrenador:
– Unión Americana Femenino
Larga vida al rock.