2 de febrero de 2016: Un inicio
Caía el sol en una calurosa tarde de verano. En el Parque Urquiza, un grupo de 12 pibes desafiaba a las altas temperaturas. Ese grupo de pibes tenía un sueño pero, hasta ese entonces, poca gente lo sabía. Un sueño que comenzaba a materializarse mientras destapaban un par de cervezas en el kiosco de la otra cuadra, entre sonrisas y un brindis por haber dado el puntapié inicial. Un sueño que empezó con el armado de un club en un colegio y se cumplió el 13 de noviembre de 2021. Un sueño de ascenso.
La historia de Sagrado Corazón en el futsal rosarino merece ser contada: desde aquel inicio en el 2016 hasta el 2021 han pasado 6 años de crecimiento “lento pero sostenido”, tal y como afirman desde la institución. El trayecto no fue sencillo; tuvo sus turbulencias, sus vaivenes. Incluso debió sobreponerse a aquellas personas que sostenían que no iba a durar. Sin embargo, este año tuvo su capítulo más feliz.
2016: Un primer año de adaptación
“La idea surgió en una noche de caravana”, cuenta entre risas Ariel Malvestiti, el capitán del equipo. “Estábamos tomando algo y empezamos a hablar sobre crear un club, éramos un grupo de amigos que en ese momento estaba en 5° año”, agrega Lisandro López, otro de los ‘fundadores’ del Atlético Sagrado Corazón.
Y así fue, a base de esfuerzo y horas de reuniones, que con el correr de los meses esa idea se hizo realidad. Liderados por Facundo Moldes, los jóvenes del Sagrado comenzaron las gestiones para competir ese mismo año en el certamen de Primera B de la Asociación Rosarina de Fútbol.
“Del grupo que fundó el club sólo 2 habían jugado al futsal, los demás jugaban al fútbol y yo jugaba al voley, no conocíamos ni siquiera las reglas del deporte”, admite López sobre los inicios. “Éramos de jugar torneos de fútbol 5, pero después nos dimos cuenta que el futsal era otra cosa”, añade Luciano Gastaldi, uno de los pilares del equipo.
Finalmente, el 2 de febrero de dicho año, un grupo de 12 futbolistas comenzó la pretemporada mientras esperaba que su colegio le abriera las puertas para practicar allí semanalmente de cara al inicio del torneo.
En la temporada 2016, Sagrado Corazón tomó la decisión de armar dos categorías: primera y reserva. El encargado de comandar el equipo fue Federico Ruiz, un joven de 23 años que sería el entrenador durante 4 años.
“Fede (Ruiz) tuvo mucha predisposición, manejo de grupo y muchísimas ganas de arrancar”, comenta Facundo Moldes, quien hoy en día colgó los botines y es el coordinador de la rama del futsal del club.
Desde lo deportivo, ese primer año de competencia no resultó sencillo. En primera división, Sagrado no pudo hacer pie y se encontró con equipos de muchísima más experiencia en la disciplina; “Al principio la primera perdía todos los partidos, recién cuando habilitaron provisoriamente la cancha techada en el colegio pudo sumar algunos puntos”, explica López.
Sin embargo, contra todo pronóstico, la reserva realizó una campaña extraordinaria que le permitió pelear hasta el último partido. Con un plantel compuesto por varios de los ‘fundadores’ del club, llegó a disputar un encuentro definitorio ante Horizonte en el que finalmente cayó.
“Recuerdo que ese partido Horizonte bajó la primera y nos ganó”, dice López y Malvestiti agrega, entre risas: “Yo siempre digo que si ganábamos ese torneo en reserva, Sagrado no existía más, todo lo posterior no hubiese pasado si salíamos campeones en nuestro primer año”.
A pesar de la derrota, López entiende que esa jornada ante el Hori sería fundamental para promover el deporte en la institución: “Recuerdo que nos fue a ver todo el mundo; profesores, preceptores, alumnos. Vieron que jugar para la escuela era algo increíble”, dice con seguridad.
2017: Una temporada para sentar las bases
En su segundo año en el futsal, el Atlético Sagrado Corazón tenía dos objetivos fundamentales: por un lado, seguir adquiriendo experiencia en el deporte; por el otro, comenzar a formar las divisiones inferiores.
La mayoría del plantel que había salido subcampeón en reserva dio el salto al primer equipo. Esa base sería, años después, fundamental para lograr el ansiado ascenso a la máxima categoría.
Plagada de jóvenes, la primera de Sagrado debió jugar todo el año en condición de visitante al no tener habilitada su cancha techada y lo padeció. “Terminamos mitad de tabla para abajo y todavía no teníamos conceptos de futsal”, comenta Gastaldi.
A pesar de los resultados, el 2017 culminó con el armado de la 4ta y 5ta división, que lograron competir y sentarían las bases de un progreso a paso lento pero seguro. Además, el correr de los meses despertó ilusiones y una idea que representaría un quiebre en el crecimiento de la disciplina. Después de jugar fuera de casa a lo largo de la temporada, ¿por qué no construir una cancha propia?
2018: Una cancha para afianzar el proyecto
“Era un patio. No había arcos, líneas, nada. Era el patio de la escuela”. En pocas palabras, López explica qué había donde hoy se ubica la cancha del Sagrado.
Sin lugar a dudas, la construcción e inauguración de su nueva casa no solo permitió tener un sitio en el que hacerse fuerte desde lo deportivo, sino que también sirvió para “afianzar el proyecto”, tal y como relata Malvestiti: “Hasta ese momento nosotros sabíamos que si había un problema con las pocas personas que estaban en la comisión, el proyecto se caía. Hacer la cancha fue una manera de decir, ‘acá estamos’”.
Arquitectos, presupuesto y obras que debían concluir antes del inicio de clases. Así comenzó el 2018 Sagrado Corazón, que debió salir por todos los medios a juntar los recursos para financiar la construcción de la cancha. “Fue todo a pulmón. Hubo venta de rifas, sorteos y también gente que colaboró para poder cumplir el objetivo”, dice Lisandro López.
El crecimiento en las instalaciones venía de la mano con una evolución futbolística. Al armado de todas las categorías de inferiores se sumó un torneo en el que el plantel de primera empezaba a mostrar cosas interesantes. “El objetivo era empezar a pelear. Queríamos ir a la cancha de Provincial y ganar, a la de Horizonte y ganar. Buscábamos luchar por el ascenso”, relata López.
2019: Un equipo que se anima a pelear
Cancha propia, divisiones inferiores armadas, cada vez más protagonistas en primera e incorporación de dos planteles femeninos en el ascenso. Sin lugar a dudas, el proyecto de Sagrado Corazón estaba en auge.
La primera división, en este marco de optimismo y progreso, era un equipo capaz de pelear de igual a igual contra cualquiera. Conducido por Federico Ruiz, el grupo de pibes que había iniciado su camino en la reserva allá por el 2016 ya tenía más experiencia en el deporte y eso se veía en los resultados.
No obstante, con el correr de los partidos el equipo sufrió algunos traspiés y finalizó en la 6ta posición en el certamen, alejado de los puestos de ascenso. “Ese torneo lo peleamos”, recuerda Ariel Malvestiti. “Perdimos partidos inexplicables, contra rivales inferiores pero que jugaban al futsal”, añade Luciano Gastaldi.
¿Qué le faltaba a Sagrado Corazón para lograr el sueño del ascenso? Los protagonistas coinciden en la respuesta: “futsal”. Y el encargado de brindarles las herramientas necesarias para dar el salto tenía nombre y apellido: Federico Espósito.
2020: Un parate que no afectó la ilusión
“La calidad individual del plantel siempre fue bastante alta. Lo que nos faltaba era entender mejor la disciplina”, cuenta Gastaldi. En la misma sintonía, Lisandro López dice: “Nos faltaba cabeza, este deporte no es huevos, no es poner. Tenés que pensar, moverte, ver el espacio vacío. Si estás ido de la cabeza no podes ganar”.
La llegada de Federico Espósito a finales del 2019 le vino como anillo al dedo a un plantel que, lejos de conformarse con lo que había conseguido hasta el momento, iba por más. Tras una salida consensuada, Federico Ruiz dejó el cargo luego de 4 años en los cuales armó un equipo y le dio sus primeras herramientas en el deporte.
“Fue una salida consensuada, llegamos a un punto en el que él no nos podía dar más nada y nosotros no podíamos recibir más nada de él. Le agradecimos todo lo que nos dio, llegó cuando no éramos nada y nos introdujo en el deporte, él no había jugado futsal y con mucho estudio nos puso muchas cosas en la cabeza. Fue una despedida muy buena y muy dura, fue sentimental”, relata López.
Desde el primer momento, Espósito se encargó de empapar de futsal a todos los integrantes del equipo, aunque el cambio brusco de paradigma generó algunos roces. “Me encontré con un grupo de jugadores bastante egocéntrico, en el que cada uno buscaba hacer la heroica”, dice el DT con seguridad. ¿Su idea principal? Llenar de conocimientos a sus dirigidos, implementar lo más rápido posible su plan de juego pero, por sobre todas las cosas, armar un grupo repleto de jugadores en buen nivel.
“Fede nos enseñó cómo se juega este deporte y a manejar los tiempos”, afirma Gastaldi y López agrega: “Lo más importante que nos introdujo fue que no jugaban siempre los mismos. Hubo un millón de peleas, discusiones, llantos, pero hoy en día la relación es buenísima”.
Sin embargo, cuando la relación entre los jugadores y el cuerpo técnico comenzaba a encaminarse, la pandemia sacudió al futsal y al mundo entero. El año que parecía ser el indicado para luchar hasta el final por el ascenso se transformaría en uno marcado por la virtualidad, las videollamadas y los entrenamientos en casa. La pelota de medio pique debía esperar.
2021: Un sueño cumplido
“La gran diferencia entre los años anteriores y éste fue el grupo, este año estuvimos muy unidos”, relata Lisandro. El 2021 encontró a un Sagrado Corazón decidido a pelear hasta el final por el ascenso, pero por sobre todas las cosas con un grupo humano más afianzado que nunca.
Para Gastaldi, mucho tuvo que ver el entrenador: “Fede (Espósito) supo cohesionar el grupo. Antes siempre estaba dividido entre los fundadores del club y el resto, creo que pudo contrarrestar eso”, explica. Malvestiti, por su parte, adhiere a la idea y agrega: “Es un grupo muy especial, nos queremos mucho”.
Desde lo deportivo, el andar de Sagrado en la Primera B rozó la perfección. En 11 encuentros disputados acumuló 9 triunfos y 2 empates para finalizar, con 29 unidades, como líder de la fase regular. A pesar de esto, el equipo debía afrontar aún las batallas más difíciles: en cancha neutral, tendría que jugar un hexagonal para ir en búsqueda del ascenso.
“Sabíamos que éramos superiores a muchos rivales pero también teníamos que jugar partidos complicados al final del torneo contra gente más experimentada”, analiza López en relación a los encuentros decisivos.
El camino del conjunto de Espósito en el hexagonal inició con triunfo ante Talleres, y la derrota ante Horizonte no trastocó los planes de llegar a la última jornada con chances de ascender; el equipo se recuperó rápidamente y obtuvo victorias contundentes ante Parquefield y El Luchador. Primero en la tabla, tenía el ascenso en sus manos. ¿El rival? Libertad.
13 de noviembre de 2021: Un partido para el recuerdo
La lluvia era torrencial. Tal es así que, por momentos, parecía que el encuentro no se iba a disputar. En Villa Gobernador Gálvez el marco era espectacular. “Había como 500 personas, yo las conté”, dice entre risas Federico Espósito. Sagrado Corazón disputaba el encuentro más importante de su historia y sus futbolistas eran conscientes de lo que significaba dicho compromiso.
“Era la primera vez que jugábamos un partido con tanta expectativa atrás”, admite Luciano Gastaldi, mientras que López agrega con sinceridad: “A mi me ayudó el parate previo, me saqué el nerviosismo que tenía al principio cuando vi tanta gente”.
Desde el pitazo inicial, el equipo de calle Dorrego se mostró sumamente seguro con y sin el balón. “Veníamos jugando muy bien, lo sabíamos. Si lo habíamos hecho bien todo el año, ¿por qué no lo íbamos a poder repetir ese día”, dice Gastaldi. Malvestiti, por su parte, afirma: “Jugamos un partido de campeón”.
Julián Persig abrió el marcador en la lluviosa noche de sábado y desató la locura de los hinchas del Sagrado. Luego, Van de Griendt anotó el segundo y nuevamente Persig amplió la ventaja. El descuento del visitante en el complemento le puso algo de suspenso al duelo, pero rápidamente Ignacio Zeballos marcó el tanto de la tranquilidad.
A pocos segundos para el cierre del partido y ante el ‘dale campeón’ que ya bajaba de la tribuna, Guillermo Van de Griendt estampó el 5-1 definitivo y desató la locura.El ascenso dejaba de ser un sueño para convertirse en una realidad.
“Conseguimos lo que era el mayor sueño de nuestras vidas, ver al club que fundamos y que amamos en Primera”, afirma Gastaldi. “Fue el día más lindo de mi vida”, agrega el capitán Ariel Malvestiti.
2022: Un proyecto que alcanzó un objetivo… Y va por más
“Hubo mucha gente que nos dijo que el proyecto no iba a prosperar, al final con esfuerzo y dedicación se pudo. Pero tengo que admitir que nunca pensé que iba a tener la movilización que creó. Una especie de enfermedad por el club, mucha gente que nos viene a ver, ¡hasta se tatúa! Me cuesta caer, creo que el futsal terminó uniendo más a mucha gente”. En pocas palabras, Facundo Moldes, el coordinador (y uno de los responsables de este éxito) define al Atlético Sagrado Corazón.
“No me voy a conformar para nada, voy a buscar lo mejor para el club”, añade el coordinador, que va por más. “Quiero trabajar y mejorar. Cuando agarré el equipo el objetivo fue mejorar; si logramos eso, las cosas van a ir bien”, dice Federico Espósito en la misma sintonía.
Gastaldi, por su parte, afirma: “Era imposible imaginar que íbamos a terminar así, pero siempre creí que teníamos una chispa. Cuando se creó el Atlético sabíamos que iba a crecer. Andá a saber dentro de unos años como estamos, ahora queremos seguir por este camino y ser uno de los mejores clubes de Rosario”.
En el 2022, el Atlético Sagrado Corazón hará su presentación absoluta en la Primera A del futsal rosarino y escribirá una página más en su libro de historia. Una historia que tuvo sus comienzos allá por el 2016, pero a la que aún le falta mucho para llegar al final. Seguramente, a esta historia de trabajo, crecimiento, trabajo de equipo y amor se le sumarán varios capítulos más…
Periodista, 25 años. Productor en Radio 2.