“Una vez, cuando dirigíamos Central jugábamos en Skate. Había terminado el partido, no recuerdo el resultado pero no habíamos jugado bien y bueno, lógicamente el ánimo no era el mejor. En esa locura se fue, se olvidó de mí y me dejó clavado, lo tuve que llamar para que me vuelva a buscar, no se había dado cuenta. Hay varias así, somos dos locos lindos”. Entre risas, Flavio Capillo, entrenador de Unión Americana, relata una anécdota que vivió años atrás. Su padre Juan, el protagonista de la historia, es el técnico de Náutico y una de las personas con más trayectoria en el futsal rosarino. En este día del padre, desde Cuna del Futsal aprovechamos para homenajear a un apellido que se emparenta muy rápidamente con la pelota de medio pique.
En la casa de los Capillo el futsal fue tema de conversación en la mesa desde hace muchísimos años. Más precisamente desde 1982, año en el que Juan comenzó una extensa carrera como entrenador que estaría, posteriormente, plagada de títulos en los clubes más grandes de la ciudad. Ya entrando en los 90’, los nacimientos de Flavio y Marina -quien también practica futsal en la actualidad- significaron la incorporación de dos nuevos fanáticos del deporte. “Siempre se habló de futsal”, coinciden padre e hijo.
“Yo nací con este deporte, me crié dentro de una cancha de fútbol de salón. De la mano de mi viejo he ido a muchísimos partidos que ha dirigido. Desde chiquito me metía en los entretiempos a patear una pelota, y cuando fui creciendo lo pude ir acompañando en algún que otro viaje”, relata Flavio en referencia a sus primeros años de vida. Evidentemente, era cuestión de tiempo para que descubriera que su vocación era la misma que la de su padre: ser entrenador.
“Tener un hijo que hoy sea técnico y que esté dirigiendo es lo máximo que uno puede pensar. Nunca fue obligación de Flavio dedicarse al futsal, pero lo mamó desde siempre”, explica Juan con visibles muestras de emoción. Los primeros pasos de su hijo, sin embargo, no fueron como DT sino como ayudante, precisamente de su padre.
Sus primera labor juntos fue en Regatas, una etapa que Juan recuerda como “muy linda, un equipo que jugaba muy lindo”. Luego estuvieron juntos en Rosario Central. “Él como ayudante era casi la perfección, no creo volver a tener un ayudante técnico como Flavio”, expresa.
“Creo que él siempre se sintió un técnico, teniendo mucha confianza conmigo tomó mucho protagonismo, uno espera que vea y modifique lo que no ve uno, no que asienta y se quede callado”, completa el padre en referencia a su hijo. De hecho, a ambos les gustaría juntarse nuevamente en el futuro, pero con una particularidad: “Sería un placer volver a compartir cuerpo técnico pero en una situación al revés, yo como ayudante de él”, afirma Juan.
Con el paso de los años, Flavio Capillo decidió probar suerte como DT y se desprendió de su viejo. Separar caminos no hizo más que generar cada vez más charlas sobre futsal entre ambos, en una búsqueda constante de incorporar cada uno conocimientos del otro. “Tenemos ideas de juego muy parecidas. A los dos nos gusta la tenencia de pelota, pero no la posesión absurda, sino la que te permita tener el dominio del partido, ser protagonista”, explica Flavio. Sin embargo, su papá se anima a marcar una diferencia: “Yo quizás soy un poco más conservador en un planteo, no por no ser protagonista sino por medir las situaciones defensivas en relación al rival contra el que nos enfrentemos”, dice.
Actualmente, Juan Capillo está al mando de Náutico, mientras que su hijo Flavio cumple la misma labor en Unión Americana. Por lo tanto, se han enfrentado en más de una oportunidad, y la experiencia del padre se ha impuesto. “En general creo que gané siempre yo”, dice Juan, aunque no lleva el recuento. Flavio, por otra parte, brinda el historial más detallado: “Jugamos solamente dos veces entre sí. Uno fue empate y el otro me ganó 5-2 en un partido muy lindo”, afirma.
A pesar de la rivalidad lógica y las ganas de ganar que tienen ambos cada vez que comienzan los partidos, los días previos a los enfrentamientos son tranquilos en la familia Capillo. “El último partido que jugamos nos juntamos a comer unos días antes y no se habló del encuentro, tanto su mujer como mi esposa nos tiraron para que dijéramos algo pero no hicimos comentarios”, expresa Juan, que a modo de chiste agrega: “Después, de acuerdo al resultado, yo me la aguanto un poco más. Flavio se calienta enseguida, así que si gané me quedo calladito”.
A la hora de definir quién de los dos es el mejor, padre e hijo se alaban entre sí. Para Juan, “hoy por hoy Flavio es el mejor técnico joven que tiene Rosario, puede aspirar a mucho más”, mientras que su hijo afirma que “claramente quién sabe más de los dos es mi papá, no tengo ninguna duda, y tampoco tengo miedo de decir que para mí es la persona más capacitada de la ciudad”.
En definitiva, los Capillo continúan día a día escribiendo una página más en la historia del futsal rosarino. Una historia de muchísima pasión, que seguramente tendrá mucho por contar. Para ambos, el futsal y la familia son dos de las cosas más trascendentales de su vida, por lo que seguirán aprendiendo con el paso de los años. Lo importante es que lo hagan juntos, como padre e hijo.
Periodista, 25 años. Productor en Radio 2.