De locos lo que se vivió en el Estadio Shimon Peres de USAR. Remeros se consagró campeón del Torneo de Verano 2020/21 venciendo a Rosario Central en una final que quedará para el recuerdo. Estuvo 3 veces abajo en el marcador, parecía que lo perdía cuando al reloj le quedaban sólo 10 segundos y Central ganaba 3 a 2, pero apareció Nicolás Pedemonte para igualar agónicamente el marcador y mandar todo a la tanda de penales, donde el Canalla estuvo a un disparo de gritar campeón pero lo falló y luego llegó el triunfo para los dirigidos por Mingo López. ¡Impresionante!
Desde el inició el encuentro estuvo envuelto en euforia. Adentro y afuera de la cancha, a pesar de no haber público. Adentro los jugadores recorrieron los 40 minutos a pura intensidad, nadie regaló nada y todos pelearon cada pelota como si fuera la última de sus vidas; afuera los bancos de suplentes ardían en cada jugada a favor o en contra de su equipo.
Sería injusto decir que hubo un dominador. Ambos propusieron, ambos intentaron, con más o menos resultados según el momento del partido. Los dos conjuntos fueron dignos de una final que tuvo de todo. En el marcador pegó primero Central. Un envío largo del arquero auriazul, Lucas Dávola, lo encontró a Adrían Abusar mano a mano con su marcador, a quien supo aguantar para luego girar y estampar el balón en la red con un potente derechazo.
El partido por momentos se jugó sin ocasiones claras de gol, pero nunca perdió en atractivo por el vigor con que se disputó cada dividida. Remeros encontró el empate faltando un minuto para el cierre de la primera mitad luego de una jugada de pelota detenida por la derecha que finalizó en el lado opuesto, con Gaspar Gurdulich empujándola casi encima del poste izquierdo del arco canalla. Pero Central se fue arriba al descanso porque cuando casi no quedaba tiempo de juego apareció Joaquín Osia para capturar un rebote y poner el 2 a 1.
En la etapa final llegaría lo mejor. Remeros logró el empate a los 7′ gracias a un disparo de Nicolás Pedemonte, el héroe de la jornada, que desde afuera del semicírculo del área de Central venció la resistencia de Diego Brizzi, arquero que sustituyó a Dávola para el complemento. Los de Arroyito volvieron a ponerse por encima en el tanteador de la mano de Franco Osia, a falta de 6 para el final, quien desvió un remate lejano que no tenía destino de red.
Y cuando todo parecía terminar, cuando parecía que Central se consagraría al igual que lo hizo dos días atrás en el Torneo de Verano Femenino, apareció nuevamente Pedemonte para definir una jugada que se inició en un córner desde la derecha, con un pase atrás y un remate que tuvo la intención de encontrar algún desvío en el camino. En ese momento apareció el pie del nueve que con muchísimo olfato corrigió la trayectoria de la pelota y estampó el agónico empate a falta de 10 segundos, anunciándole a todos los presentes que la final debería definirse con tiros desde el punto de penal.
Pero en la definición todavía habría más. Luego de cuatro penales ejecutados, dos por lado, Remeros malogró su tercer disparo y le dejó a Central la posibilidad de marcar para consagrarse, pero los Canallas tampoco pudieron cerrar la serie en ese momento, fallando también su remate. Las ejecuciones continuaron hasta que Central erró nuevamente su séptimo penal y Remeros se consagró por primera vez campeón de un torneo de la Asociación Rosarina.
Luego del encuentro, y en pleno festejo, el hombre clave de la noche, Nicolás Pedemonte, declaró: “A esto lo veníamos esperando hace mucho tiempo. Lo ganamos porque tenemos huevos y lo merecemos. Hicimos la pretemporada levantándonos a las 7 de la mañana, con doble turno, y nos merecíamos esto”. De sus fundamentales goles, comentó: “Los hice porque tengo suerte”.
Guido Carrielo, el capitán y referente del grupo, se mostró emocionado casi hasta las lágrimas con la obtención del campeonato y sembró dudas sobre su continuidad: “No lo podemos creer, pensamos que se nos iba, pero peleamos mucho por esto, trabajamos mucho, estuvimos 6 meses entrenado cada uno desde su casa y no faltó nunca nadie, por eso esto es merecido. Este es el club de mi vida, nací acá y voy a morir acá. Con esto puedo colgar los botines y retirarme feliz, me hicieron el hombre más feliz del mundo”.
Otro que se mostró muy emocionado fue Marcelo López, el entrenador y cabeza de este equipo, que le adjudicó el logro al trabajo que vienen realizando desde el 4 de enero: “El laburo en doble turno que venimos haciendo se vio reflejado en la cancha. El partido fue parejo pero por suerte las 3 veces las tandas de penales cayeron para Remeros”(NdR: Remeros avanzó en cuartos y semis también por penales). Mingo, que confesó que los penales no se practican por cábala, apuntó al torneo que se viene: “Esto puede ser bueno pero también puede ser malo. Es bueno porque corona un trabajo de 70 días, pero también puede ser malo porque el jugador se puede relajar y el objetivo nuestro es estar entre los 4 primeros del torneo largo”.
Remeros obtuvo su recompensa. Pudo coronar un trabajo que viene desde hace tiempo. Merecido premio para un equipo que supo enfrentar la adversidad, sobre todo en esta final, y sumar su primer título oficial.
Larga vida al rock.