El período comprendido entre 2015 y 2017 en el futsal de de la A.R.F. tuvo un solo dueño: Unión Sionista Argentina de Rosario. Durante esos años, la institución de Pichincha conquistó 4 campeonatos consecutivos, 3 de ellos de manera invicta. Además, se quedó con una Superfinal ante otro de los grandes equipos de la ciudad y representó al futsal rosarino de manera sobresaliente a nivel nacional ante las poderosas escuadras porteñas.
Con la obtención del Apertura 2017, USAR se consagró como el primer (y hasta ahora único) equipo en levantar el trofeo local en 4 ocasiones de manera ininterrumpida y se posicionó en lo más alto del palmarés rosarino con 5 galardones. Pero el ciclo más exitoso del club comenzó en los albores del 2015, con el arribo de un nuevo entrenador y, casualmente, con la derrota en una final.
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Julio Battig comenzó su victorioso andar por el primer equipo Sionista luego de dirigir en divisiones juveniles del club. Asumió en un plantel que había conocido la gloria en 2011, cuando se quedó con el Apertura de ese año, pero que desde entonces había transcurrido un arduo camino en el que varias veces estuvo cerca de repetir, sin embargo hasta ese momento no lo había podido conseguir.
En el primer torneo de 2015, comenzó a proliferar “el germen de ese equipo multicampeón”, contó Battig. “Con el cambio de cuerpo técnico cambiamos el chip, decidimos darle mayor intensidad”, reveló Martín Solzi, gran baluarte durante la conquista de los 4 torneos.
Con 16 años, Solzi disputó pocos encuentros del campeonato de 2011, por esta razón al título lo vivió más como hincha que como parte del plantel, aunque lo fuera. Ya para el 2015 se convirtió en uno de los pilares del equipo, junto con otros grandes nombres que compusieron ese formidable grupo. Él recuerda así los años que separaron la primera consagración de la siguiente: “Por distintas circunstancias, desde el 2011 nos tocó siempre estar entre los primeros puestos y no lograr el segundo título. En ese lapso se fue forjando la base y la unión de este equipo. Nos empezamos a tomar al futsal como si fuera un trabajo, a pesar de que era totalmente amateur”.
En la fase regular del Torneo Apertura del 2015, Unión Sionista terminó puntero. Pero el ‘playoff’ le deparó una final ante Jockey, que buscaba su tercera corona. “Fue un partido muy táctico, ellos tenían un excelente equipo y un gran entrenador como Testoni”, rememoró Battig. El resultado fue un ajustado 1 a 0 en favor de los de Fisherton y, nuevamente, la segunda consagración Sionista se hizo esperar.
La primera conquista
Con la necesidad de quitarse de inmediato la espina, U.S.A.R. encaró un nuevo torneo, el Clausura 2015. Esta vez, el formato no contuvo playoff y Unión Sionista se lo llevó de manera implacable: invicto. “Ese título fue especial porque veníamos de varios años en los que siempre estuvimos cerca de repetir y no lo conseguiamos”, relató Kevin Garmizo, capitán del equipo durante todos los campeonatos obtenidos.
Ganando casi todos los duelos, excepto 3 en los que repartió puntos, USAR quedó por encima de Newell’s, su más inmediato perseguidor, que también finalizó invicto, aunque empatando un encuentro más que el campeón. En ese torneo el equipo superó ampliamente la barrera de los 100 goles, mostrando una potencia goleadora magnífica. Fue el primero de 4 que llegaron de manera consecutiva. O 5, si contamos la Superfinal ante Jockey.
El 2015 cerró con un gran duelo entre los dos campeones del año. Jockey y U.S.A.R. se volvieron a ver las caras en un partido definitorio luego de la final por el Apertura. En el Estadio Cubierto Claudio Newell y con un gran marco de público, Unión Sionista se coronó como el gran vencedor de la temporada al imponerse con un aplastante 8 a 2. “Y el resultado pudo haber sido más amplio”, recordó, orgulloso, Julio Battig.
Luego de cuatro años, llegó el segundo título para U.S.A.R. y Pichincha fue fiesta:
Mantenerse y el sueño nacional
El 2016 comenzó con “un desafío más grande que salir campeones”, expuso el entrenador: “Mantenernos y potenciarnos”. Con la vara colocada en el altar más alto posible el año anterior (campeones invictos, nada menos), el grupo supo que el siguiente paso era la confirmación. Aunque esa temporada trajo un nuevo reto, tan grande como difícil de lograr: el Torneo Nacional. Interrumpiendo el certamen local por disputarse en Rosario, el Nacional instauró grandes ilusiones en el último campeón. “Era un sueño jugar una competencia de esa dimensión”, ilustró Garmizo.
La fase de grupos tuvo a San Lorenzo de Santa Fe y Alianza de San Juan como rivales de USAR. Además, en el cruce de grupos, Alvear (Buenos Aires), que venía de ser campeón de la Copa Argentina derrotando en la final a Boca Juniors, apareció en el camino Sionista. Los dirigidos por Battig ganaron todos los encuentros y adquirieron la posibilidad de disputar una de las semifinales.
En la semi se enfrentaron a Barracas Central, que contaba con un gran equipo y a la postre sería el campeón del certamen. “Barracas estaba varios escalones por encima nuestro, pero la ilusión nunca se pierde”, explicó el D.T. Y así se dio. Promediando el encuentro, los de Buenos Aires se imponían por 5 a 1, pero USAR, con la garra que caracterizó al grupo, logró ponerse a tiro del empate. Finalmente el resultado fue 5 a 4. Sin embargo, fue una de esas derrotas que hacen sentir orgulloso a cualquier entrenador.
“Hasta el día de hoy hay personas que me siguen destacando lo que hicimos esa vez”, manifestó el capitán. “Como cabeza de grupo te sentís orgulloso en momentos así”, declaró el entrenador. No se jugó un encuentro por el tercer lugar, pero Unión Sionista se quedó con su sitio en el podio por lo hecho en zona de grupos.
Retornando el torneo local, una vez finalizado el Nacional, el conjunto siguió con un andar impecable. Terminó la temporada regular nuevamente puntero y sin conocer la derrota. En la ‘postemporada’, como dicen los relatores de básquet, superó en cuartos a Provincial, lo mismo en semis ante Echesortu y llegó a la final para verse las caras contra el otro equipo de Fisherton: Unión Americana. Nuevamente en el cubierto de Newell’s y con gran número de seguidores presentes, USAR encaró otro partido definitorio. “El CUA tenía un equipazo”, recordó Kevin, quien esa noche anotó uno de los tantos del encuentro. El chicharrazo final mostró un 5 a 2 y el segundo campeonato invicto para USAR. “Fue increíble. Sobre todo porque los dos anteriores (Ndr: Ap. 2011 y Cla. 2015) fueron torneos largos y el playoff tiene eso lindo de ganarlo mano a mano”, graficó Garmizo.
Luego de sostenerse en lo más alto, y tras 1 año y medio al frente del grupo, Julio Battig decidió dar un paso al costado y no continuar como entrenador del equipo que con él dominó el futsal rosarino. “Las cosas duran lo que tienen que durar. Uno siempre quiere mejorar y perfeccionar, pero mi profesión y el proyecto en ese momento de ser padre (ahora realidad) no me iban a dejar disfrutar los procesos”, explicó. Varios clubes intentaron seducirlo luego de su salida de la institución de Pichincha, pero para Julio “no era el momento”.
Cambio de capitán, mismo rumbo
Con el alejamiento del entrenador que había iniciado el ciclo más sobresaliente del club, arribó a calle Salta Cristian Bresciani, para hacerse cargo de un grupo que ya tenía bases más que sólidas, pero que contaba con el peso específico de dos campeonatos consecutivos, algo siempre difícil de prolongar.
“El ofrecimiento me agarró de sorpresa. Yo todavía estaba jugando en Newell’s, pero la decisión de colgar los botines fue más fácil de lo que pensaba. Llegar a un club que venía de conseguir títulos seguidos me ayudó a tomar la decisión de convertirme en director técnico”, señaló Bresciani. De su llegada recuerda, principalmente, “el grupo humano que había. Era bárbaro. Todos muy fuertes mentalmente y de carácter. Teníamos grandes jugadores en todas las líneas. Hubo dos profes de otras categorías que me facilitaron mucho las cosas, tanto que lo único que debía hacer era plasmar mis ideas”.
Llegó el inicio del Clausura 2016, en la segunda mitad del año. Las ilusiones renovadas y un plantel que no se conformaba. “Teníamos una enfermedad positiva por ganar”, encuadró el capitán Garmizo. Con nuevo entrenador y el sueño de seguir haciendo historia, Unión Sionista emprendió un camino que, como el Clausura del año anterior, consagraría al que mejor terminase en la tabla, sin duelos 1v1. Las cosas estaban claras, Usar era el mejor equipo rosarino y lo volvió a demostrar.
Con un nivel de futsal grandioso, el grupo comandado ahora por Bresciani levantó la copa una fecha antes de finalizar el fixture. De nuevo, sin escuchar la palabra derrota en el transcurso. Para el capitán “fue el título que coronó todo, porque es donde más diferencias sacamos”. En la última jornada, con el equipo ya campeón y con la relajación que eso supone, el conjunto se despidió de su invicto. Cayó ante Rosario Central en su único tropiezo en 1 año y medio en torneos de A.R.F. y dejó así la cifra de partidos sin perder en 47, la racha más larga en torneos de la Asociación Rosarina. Las estadísticas dictaminarán que ese tercer título no puede ser considerado invicto por el último cotejo, las estadísticas, a veces, no son fieles a la realidad.
La frutilla del postre
Con la historia escribiéndose en páginas eternas, el tricampeón fue en busca de agigantar el mito. El plantel no era el mismo para el primer certamen del 2017. La base se mantuvo, pero hubo bajas importantes de jugadores que se retiraron o por cuestiones laborales debieron emigrar. Afrontando de igual modo duros reveses a lo largo del torneo por lesiones o alejamientos de integrantes del grupo para disputar torneos con selecciones, otra vez, y como fue ‘costumbre’ en esos años, Usar terminó primero en la fase regular (nótese que los torneos Apertura se disputaban con instancia de playoff, no así los Clausura). Pero antes de ello, en medio de la temporada, un nuevo Torneo Nacional tuvo como protagonista al múltiple campeón.
En esa oportunidad, la competición se llevó a cabo en Misiones. El campeonato local no paró, por ende Usar debió postergar 4 encuentros y disputar luego 7 partidos en 16 días, “fue una locura, no podíamos descansar nunca”, evocó, con gracia, Martín Solzi. El Nacional volvió a demostrar que “detrás de los equipos de Buenos Aires, Usar era sin dudas el mejor del interior”, en palabras de Garmizo.
Las semifinales vieron un nuevo cruce ante Barracas, con triunfo barraqueño por 3-1. En esta ocasión sí se disputó un partido por el 3 puesto, donde Sionista enfrentó al poderoso River. Cuando los Millonarios ganaban por dos goles de diferencia, apareció esa garra tantas veces proclamada y demostrada por los integrantes de este elenco para igualar las cosas y finalizar el pleito con empate en 3. La suerte de los penales dio como vencedor al equipo de Nuñez.
Con pocos días y muchos encuentros por jugar, USAR retornó de tierras misioneras encontrándose 11 puntos por debajo del líder de la rosarina, Regatas. Cuando culminó (para casi todos) la temporada regular, a los de Pichincha todavía les quedaban 2 partidos. En ese momento, Regatas, que continuaba puntero y ya no tenía duelos por disputar, le llevaba 5 unidades de diferencia. Unión Sionista salió airoso del par de pleitos que adeudaba y se quedó con el liderato de la tabla, lo que le permitió, más adelante, definir la final en casa.
Clasificados directamente a cuartos por haber finalizado en la cúpula de las posiciones, el cuadro Sionista se enfrentó allí a Echesortu, en una de las series más recordadas. Con un nuevo cambio de formato: esa vez los cruces se llevaron a cabo con modalidad de ida y vuelta. En el primer partido frente a Eche en el Claudio Newell, con bajas significativas, el equipo de Bresciani cayó 3 a 1.
En la vuelta, en casa, tuvo lugar uno de los episodios más épicos del futsal local. A falta de 30 segundos para culminar el pleito, el defensor del título empataba 3 a 3 y se estaba quedando sin chances de una cuarta corona seguida. Pero, lo que no podía suceder, sucedió. Llegaron, en esa pequeña fracción de tiempo, el cuarto y sucesivamente el quinto grito sagrado, más gritado que nunca, para poner a USAR en semifinales. La igualdad en el resultado global indicó el avance a la siguiente ronda del mejor posicionado en la tabla.
En semis, con el plantel completo, se impusieron 7 a 3 frente a Newell’s en el Parque Independencia. En el club de Pichincha, el local ganaba cómodamente por 7 a 2, con la clasificación prácticamente asegurada, Bresciani decidió cuidar a la mayoría de los jugadores. La Lepra, con la urgente necesidad de descontar para soñar (debía anotar 10 goles), logró marcar otros 6 tantos y cerró el marcador 8 a 7. Usar estaba, una vez más, a un paso de la gloria.
El último escollo en la búsqueda de una nueva consagración fue, justamente, Regatas, a quienes habían superado por apenas una unidad en la etapa por puntos. En una primera final muy igualada, el resultado reflejó un empate en 2. Todo por definirse a la vuelta. Pero esa vez fue especial, porque la final decisiva se jugó en la cancha de USAR. En un contexto en el que los hinchas presentes rondaron el millar, USAR buscó conseguir algo jamás logrado, levantar por cuarta vez al hilo el trofeo local. Para semejante momento, el partido fue entonces, tan épico como las circunstancias lo solicitaban.
En la jugada clave del encuentro, con un tablero que mostraba un 4 a 3 a favor del local, Regatas tuvo la oportunidad a balón detenido de igualar la serie. Tras un par de toques y un remate potente, la pelota estalló en el travesaño y salió inmediatamente dirigida hacia campo rival para que Unión Sionista Argentina de Rosario marcara el quinto, pusiera cifras definitivas, lograse su quinta estrella, cuarta consecutiva y desatara la algarabía de todos los presentes.
“Cuando vuelvo a ver ese momento, en el que chicos y grandes entran a la cancha después del chicharrazo final, se me pone la piel de gallina. Fue muy festejado, por como se dieron los cuartos ante Echesortu y por el marco de gente en la definición de local”, contó Bresciani. A su vez, Solzi, autor del último tanto en la final, expresó: “Fue el gol que más felicidad me dio en mi vida. Es el torneo que más nos costó, desde el juego no fue el mejor nivel, ganamos muchos partidos por coraje y mística. Como grupo tuvimos que sobreponernos a muchas complicaciones, por eso es el que más valor a nivel personal le doy”.
Apertura 2017. El último gol de la final ante Regatas.
“Fueron 3 años muy intensos. Teníamos un equipazo. En todos los puestos éramos los mejores de Rosario. Dos arquerazos, dos buenos últimos hombres. Muchos que eran desequilibrantes en el 1v1 y pivots de gran jerarquía”, analizó Garmizo, y describió: “El grupo era bárbaro, éramos todos amigos, nos llevábamos muy bien. Éramos muy fuertes mentalmente, imaginate en esos años todos los rivales nos querían ganar, nos jugaban a muerte. Hemos hecho partidazos, disfrutábamos cada victoria. Metimos goleadas importantes ante grandes equipos. El grupo entrenaba un montón, estaba muy metido”. “Marcamos una época. Fue el mejor equipo que yo vi en la historia del futsal rosarino”, redondeó Martín Solzi.
Con 4 campeonatos consecutivos, con la racha sin derrotas más larga, con el orgullo de haber representado admirablemente al futsal rosarino a escala nacional, con un grupo formidable donde la unión interna se demostró en los momentos claves, pero, sobre todo, con gran futsal, U.S.A.R dejó una huella imborrable en la historia del deporte en la ciudad. Legó así, su propio hito en el futsal local.
Larga vida al rock.