Corre el año 2015, y en el corazón del Fonavi, en calle Brandazza 2800, hay un playón con bloques de cemento. No hace falta mucho para levantarlo y armar un espacio que sirva como recreación para niños y adolescentes del barrio, así que un vecino le propone a Mariano Frutos que sea el profe de fútbol de ese club que pasará a llamarse Club Social Deportivo y Cultural Latinoamérica.
Así nació Latino, allá por junio de 2015, según contó en una entrevista a Cuna de Futsal Lala Frutos, el fundador principal de la institución. “’Lala’, ¿viste el playón que tenemos en el barrio? Estaría lindo formar el club Latinoamérica ahí y dar fútbol, ¿te animás a agarrar como profe y darme una mano con los chicos?”, fue la propuesta del vecino. Frutos, sin dudarlo y con mucha alegría, dijo que sí, a pesar de saber que formar un club no es fácil. Sin embargo, lograron armar una comisión y gestionar ayudas gubernamentales.
La Municipalidad de Rosario, en ese entonces encabezada por Mónica Fein, les brindó espacios y los incluyó en el plan provincial Abre, que otorgaba fondos para infraestructuras. De este modo, Latino pudo levantar el playón y sumarse rápidamente a la práctica de futsal, en donde, más pronto que tarde, llegaron las primeras alegrías: ese mismo año, el Naranja se consagró campeón de la Primera C de Arofusa.
La pelota ya estaba rodando, y la incorporación a los torneos de la Asociación Rosarina de Futsal (ARF) no se hizo esperar. “Rosarina fundamentalmente nos dio el lugar y nos abrió las puertas a competir en una de las ligas más fuertes”, había explicado Frutos, quien ya no pertenece más al club. Sin embargo, los primeros meses de Latino no fueron fáciles, principalmente por la necesidad de tener dinero. Es que muchos chicos no podían pagar la cuota social; por ende, se vio siempre un trabajo a pulmón para solventar los gastos que demanda la competencia, como los arbitrajes, los traslados y los materiales deportivos.
Año sobresaliente
La adaptación del elenco de calle Brandazza al futsal fue paulatino. En inferiores tuvo muchos vaivenes, el equipo femenino tardó en llegar, pero la primera masculina se fue haciendo cada vez más fuerte en todas las canchas. Tal fue así que en 2019 llegó el año soñado, con la coronación del ascenso.
El elenco naranja logró subir a la Primera B, en un año en el que mostró un futsal de alto voltaje. Asimismo, ese año Latino pudo formar el primer equipo femenino, con 10 jugadoras, entre las que hubo quienes nunca habían tenido experiencia con la pelota de medio pique. Hoy en día, en total, son 17.
Pese a los puntos altos destacados anteriormente, la pata floja de la mesa fueron las divisiones inferiores. A lo largo de la temporada, solamente las divisiones Sexta y Séptima pudieron salir a la cancha del torneo de Inferiores B, mientras que la Cuarta compitió solo hasta mitad de año. Pero todo eso ya es historia.
Para el 2020 todo cambió para bien, ya que las divisiones inferiores empezaron a entrenar para poder arrancar la temporada al día. Y a pesar de la pandemia por el coronavirus, los planteles de Latino se siguen preparando para volver al ruedo más vivos que nunca, para seguir dejando al barrio Fonavi en las primeras planas del futsal rosarino.
Potterhead, sherlockiano y guardiolista ⚡🔎⚽